15/2/17

Cromatismo.



Gris. Dentro y fuera. Llovizna, sirimiri. Estratos difusos inundando la inmensidad de un cielo que hace tiempo que perdió la viveza de su color. Azulado, como el mar. Imponente, rompedor. Colosal.

Creció rodeada de tinta sobre papel. Qué bonito escenario, cuán enriquecedor. Volaban las horas; tiempo y espacio eran meros elementos físicos. Tapa blanda, portada amarilla y rosada. Ya en la primera página empezó a  descifrar palabras que, juntas, formaban frases que le llevaron a querer devorar cuantas historias fuera posible. Y a querer escribirlas. Quizá vivirlas. Lástima que ninguna de ellas explicase que un final no siempre es algo idílico.

Ficción.

Llegó el invierno y, con él, la nostalgia.

Calumnia.

Perdona, el amor propio por fin llamó a mi puerta; decidido a instigar a mis dedos a golpear todas y cada una de estas teclas, liberándome de todo aquello que llevaba intentando destruir mi ser días; pero sobre todo, noches. Disculpa, ya no hay hilos que manejen actos ni emociones. Siento decírtelo; he venido para quedarme.

Pienso y recuerdo todo esto mientras intento que la ducha matutina purifique mis entrañas. Nunca consigo que el agua tenga la temperatura adecuada, viajo de la Antártida a Mercurio a golpe de grifo. Tras la cortina suena una leve musiquilla, creo recordar que en Sol Mayor. Dice algo así:  

Píntalo todo de negro
cuando busques una luz
restos de clavos ardiendo
interminable cielo azul

Y añado, mientras el agua recorre mis facciones - Interminable cielo azul… Cuento con seguir contemplándote sea cual sea el color que brille en tu inmensidad; grisáceo, como un pasado dominado por niebla e incertidumbre; rosado, como la tez de un recién nacido; amarillento, como el sol resplandeciente que me despierta por las mañanas;  azulado, como las cuatro paredes entre las que a día de hoy escribo; violáceo, como el tercio de tela que recubre una de ellas.

Oscuro e iluminado, como la noche. Como mi interior hasta hace más bien poco.

Por fin ha salido la luna; así que perdóname por ejercer mi derecho a quererme.