3/4/19

Escala de grises.


Hay golpes que no se escuchan, pero duelen como el gancho mejor lanzado. El efecto del paso del tiempo es uno de ellos, aún más cuando deja secuelas irreversibles que derivan en el desconocimiento atroz.

Crecí pensando que había cosas que serían eternas, que el deterioro no era más que un cuento chino, que nada cambiaría tanto como para hacerme temblar al pensar que la vida avanza y pasa para todos.

No intento más que decirme que el dolor es lícito y me atrevería a decir que también sano, que no soy invencible ni tampoco de piedra, que hay cosas que duelen y otras que ilusionan y que, a veces, ocurren juntas y al mismo tiempo.
No intento más que decirme que el futuro es incierto y asusta pero que, pase lo que pase, no voy a estar sola. 
No intento más que decirme que, aunque las lágrimas me inunden a veces, siempre tendré algo a lo que aferrarme y brazos extendidos a mi vera, aunque mis fuerzas flaqueen o sienta que acabaré sucumbiendo a un dolor demasiado agudo. 

No intento más que explicarte lo orgullosa que estoy de ti, de tus agallas y del trabajo que haces día a día. 
No intento más que enviarte la fuerza que me queda para que, junto con la tuya (y la suya), seamos capaces de seguir, hacia dondequiera que debamos. 
No intento más que liberar el dolor, para que a ti no te duela tanto.
Aunque lo haga igual. 

No intento más que escupir lo que me ahoga por dentro, a pesar de estar viviendo cosas maravillosas prácticamente a diario. 
No intento más que hacer frente a una situación indeseable, pero aterradoramente corriente.
No intento más que crecer, con los ganchos bien o mal tirados, con el golpe que azuza el tiempo, con los choques de realidad que llevamos viviendo desde hace más de lo que quiero recordar. 
No intento más que decirme a mí misma que no intento acallar los sollozos, sino dejar que fluyan libres mientras intento asumir que la ley de vida no entiende de intereses, ni mucho menos va acorde a ellos.

No quiero más que aceptar que la existencia no obedece normas; llega y pasa, mientras sigo abstraída contemplando el gris del cielo.




17/2/19

Pseudo-colofón.

La habitación tiene una luz preciosa esta noche. Junto con las melodías acústicas de Iratxo, se ha creado la atmósfera perfecta.

Ha sido un fin de semana intenso y bonito a partes iguales. De hecho, está siendo un curso intenso y bonito a partes iguales. Es curioso que decida plasmar estas ideas aquí y ahora, dado que dejé de publicar hace ya tiempo. Sin embargo, como siempre en nuestros días, hay bastante más realidad detrás de lo que se cuelga en internet. Dejé de compartirlo, pero jamás cesé de escribir. Supongo que tampoco lo consideraba necesario, dado que muchas veces los textos tomaban un cariz demasiado íntimo y personal. Durante algún tiempo, me daba incluso miedo enfrentarme a ellos: hubo días malos y habían quedado plasmados en papel, lo cual, como casi todo, podía fácilmente convertirse en un arma de doble filo.

Recuerdo haber trazado en algún momento frases que, curiosamente, decían algo así: ''me hubiera encantado empezar a escribir esta libreta en primero de carrera, para así poder ver de manera más tangible el cambio''. Supongo que estos dos últimos años han traído consigo un aprendizaje ingente, aunque conllevase enfrentarse a más de un trago amargo. Ahora y, como siempre ante el abismo de la incertidumbre, vuelvo a hacer balance. De lo que ha pasado, de lo que pudo haber sido y no fue, de lo que es, de lo que será. A veces me cuesta encontrar el equilibrio entre reflexión y obstinación, pero las dudas son tantas y tan diversas que sería casi torpe eludir el espacio que habitan. Aun con ello y, por suerte, el resultado obtenido hasta ahora no puede ser más que satisfactorio. Sé con certeza que no son palabras huecas, pues también ha habido algunos lacerantes.

Relegadas en un segundo plano las preocupaciones absurdas; quedan inquietud, quedan ganas, queda ambición, queda potencial latente, queda la certeza de que no hay nada escrito.

Y mientras tanto, no me arrepiento de las veces que no supe ser feliz.