3/7/15

Reflejos.



Amanece. Un reflejo. Medidas.
Amanece. Un reflejo. Medidas. Mirada perdida. Pensamientos dispersos.
Amanece. Un reflejo. Medidas. Mirada perdida.  
Amanece. Un reflejo. Medidas.

Empieza el caos.

Decimos sin pensar y ahí está el problema, las posibles consecuencias no perturban nuestra calma. Sin embargo, en la pálida noche de un pueblo perdido, alguien lee líneas que no termina de entender, pero de las que no puede deshacerse. Al día siguiente no ha podido olvidarlas y, sin planearlo, su vida empieza a desmoronarse.
Increíble el poder de la mente humana, ¿verdad? Tan capaz de resolver el más complicado problema de física como de conseguir volverte loco, de desesperarte, de desear que tu cerebro desista y te deje respirar. Sin embargo, mala suerte la nuestra, a ello se le suma que nuestro cuerpo, al lado de nuestra cabeza, es una inútil y vulnerable marioneta. Marioneta que maneja a su antojo, claro. Es por eso que, llegados a un punto, la paranoia supera a la capacidad de reacción, a la cordura, al control.
Y así es como pasan los días y todo sigue en calma aparente. Dentro de ti hay algo que te inquieta, pero intentas evitarlo. ‘’Todo va bien. ’’ Te repites. ‘’Estoy bien. ’’  Te convences. O más bien te engañas, pues ver tu reflejo sigue siendo una tortura.
Cuesta comprender todo esto y, sin embargo, no deja de ser una triste realidad.
Maldita sociedad que lo permite. Maldita sociedad y sus cánones, y sus modelos, y sus medidas, y su jodido afán de perfección. Malditos ineptos que insultan, que no toleran, que dañan psicológicamente, que acomplejan.

Maldita mente humana que no es capaz de anteponer la cordura a la desesperación. 

Quiérete. Porque nadie más que tú va a hacerlo de la misma forma, porque todo el mundo envejece, porque me gustan las arruguitas que te salen en los ojos cuando te ríes, porque qué es la vida sin la curvita de la felicidad, porque somos humanos, porque eres imperfecto, al igual que el resto del mundo. Porque no puedes pretender gustarte a base de maltrato. Porque hay cosas más importantes que tener un físico modelo.
Porque, cuando pasen los años y tu cuerpo haya dejado de ser aquel ente que 'rozaba la perfección', solo quedarán aquellas cosas que te empeñaste en destrozar con un fin estúpido. Inquietudes. Humor.

Felicidad.





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