5/3/17

Incrédulos.



Guerra al silencio es decidir. Decidir y ejercer mi derecho a decir no. A compartir tiempo y cerveza; experiencias y canciones, con quien yo quiera.

Guerra al silencio es exteriorizar todo lo que me enfada, darle voz a ideas que deambulan por mi cabeza desde hace más de siete noches de luna llena; decir que no quiero volver a verte.

Guerra al silencio es seguir guiándome por mi instinto, confiar en mí, en mí, en mí y, de nuevo, en mí.

Guerra al silencio son domingos de resaca despotricando sobre lo podrido que está el mundo, el sistema, las personas, las cabezas. La falta de moral que domina nuestra realidad, que nos consume cada día más.

Guerra al silencio es plantar cara a dos subseres que deciden insultar a tres mujeres por ejercer, de nuevo, su derecho a decir no. Y, por supuesto, guerra al silencio es ver sus rostros, consumidos por la debilidad, viendo que la existencia de un ‘sexo débil’ es sólo un cuento que estuvimos a punto de creernos.

Guerra al silencio si no respetas mi espacio vital, ni el de la gente de mi alrededor. Si no puedes entender que no quiera cruzar ni una palabra más contigo ni con los de tu calaña; jamás.

Guerra al silencio es que te irrite soberanamente ver que no tienes ni un ápice de potestad sobre otra persona de exactamente tu misma condición, solo que con dos dedos de frente más.

Guerra al silencio por la niña que fui; que quedó eclipsada por la mujer en que me convertí aquel catorce de abril de hace ya diez años.

Guerra al silencio por todas las personas que callan, creyendo que es la mejor solución.

Guerra al silencio por las mentiras que ya nunca más me voy a creer.

Guerra al silencio por demostrarte que no eres la persona ideal que tu reflejo cree representar.

Guerra al silencio porque entiendas que el planeta ni estuvo, ni está, ni estará a tu servicio. Ni nosotros, en él.

Guerra al silencio por no dejar que lo que pienso me consuma.

Guerra al silencio por repetir hasta la saciedad.

Guerra al silencio por vivir, como quiera y con quien yo decida. Por no errar afirmando que esas palabras han salido de mi boca hasta el hartazgo.

Guerra al silencio por quererme más que nunca.
Guerra al silencio es quererme más que nunca.




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